Arquitectos: Foreign Office Architects (FOA)Colaboradores: David Casino, Leo Gallegos, Joaquim Rigau, Caroline Markus, Nerea CalvilloUbicación: Madrid, EspañaAño construcción: 2007Cliente: Empresa Municipal de la Vivienda y SueloConstrucción: ACCIONASuperficie construida: 11.384m2Ingeniero estructural: Jesus HierroSupervisor: Alfonso Cuenca SanchezIngeniería eléctrica: FASEVENPresupuesto: €6.060.530 (US$9.565.230)Fotografías: Francisco Andeyro Garcia & Alejandro Garcia Gonzalez (FAG, AGG), Sergio Padura (SP)
El sitio es un rectángulo de 100×45m, con orientación norte-sur, que limita hacia el poniente con un nuevo parque urbano y hacia el sur y al oriente con bloques de viviendas. Todo esto en el sur de Madrid. La normativa establece el número y tipo de unidades, las que deben cumplir con ciertos porcentajes de áreas mayores y menores, y una altura máxima, pero nada con respecto a estar alineado con el lote rectangular.Dado que se encuentra adyacente a este futuro parque urbano y la orientación norte-sur del sitio, nuestra propuesta fue compactar el volumen dentro de la altura dada, para que cada unidad tuviera doble orientación este-oeste. Para lograr esto, las unidades se vuelve una especie de “tubos” de 13,4m de largo que conectan ambas fachadas y evitan cualquier tipo de estructura en las divisiones entre apartamentos. Esta concentración en el lado poniente del sitio nos da la posibilidad de entregar un jardín privado para las unidades del lado este, que se ubica sobre los estacionamientos.
Las unidades residenciales están por lo tanto abiertas hacia dos diferentes jardines en cada orientación, y están completamente acristalados en sus fachadas. Cada lado del edificio posee una terraza de 1.5m de ancho a lo largo de la fachada larga que posibilita un uso de este semi exterior en algunas épocas del año. Estas terrazas están cerradas con celosías de bambú montadas sobre marcos plegables que proveen la protección necesaria para la fuerte exposición solar del oriente-poniente, y además se pueden cerrar para mayor seguridad o abrir completamente hacia los jardines cuando sea necesario.
Durante los últimos años se ha hablado mucho sobre el explorar el potencial de tipologías residenciales personalizables, y la posibilidad de un aspecto diferenciado entre las unidades para que los habitantes tengan la oportunidad de darle una identidad a sus residencias. A pesar de si ha habido aproximaciones legítimas e interesantes, los experimentos desarrollados hasta ahora se han vuelto disposiciones arbitrarias donde esta identidad se vuelve algo puramente colorido y cosmético. El riesgo de esta aproximación es caer en una suerte de ideología provincial en la cual los habitantes urbanos contemporáneos buscan que sus hogares sean lo más diferentes y específicos posible, cuando de hecho una de las ventajas de la vida metropolitana está en la posibilidad de ser anónimo, de perder esa suerte de identificación rural o burguesa entre el hogar y su habitante.
Este tipo de edificaciones consumen recursos sustanciales en estas contorsiones cosméticas, a veces a expensas de la calidad de los detalles y de la calidad de los espacios.
Nuestro experimento con este proyecto de viviendas de bajo costo fue entregar la mayor cantidad de espacio, flexibilidad y calidad a las residencias, y eliminar la visibilidad de las unidades y sus diferencias en un volumen único con una piel homogénea, capaz de incorporar cierta graduación de estas diferencias que no dependen de la visión del arquitecto, sino de los deseos de sus habitantes.
Las casas de bambú no solo son viviendas sostenibles sino que además pueden contribuir a la lucha contra el cambio climático, ya que las plantaciones necesarias para su construcción son auténticos sumideros capaces de fijar el dióxido de carbono (CO2).
Cada hectárea de bambú puede absorber nueve toneladas de CO2 y de ella se puede conseguir material estructural suficiente para construir nueve viviendas unifamiliares.
Así lo ha señalado hoy Francisco Gallo, autor del proyecto "Sumidero habitable de CO2; bio-compuestos de bambú para viviendas sostenibles", ganador del premio de la Fundación Altran para la Innovación 2008.
La planta que se pretende utilizar en este proyecto se denomina guadua, endémica de América Latina, la misma que se usó en el techo de la T-4 del aeropuerto de Barajas, aunque se podría hacer con cualquier otra variedad de bambú.
Así lo ha señalado hoy Francisco Gallo, autor del proyecto "Sumidero habitable de CO2; bio-compuestos de bambú para viviendas sostenibles", ganador del premio de la Fundación Altran para la Innovación 2008.
La planta que se pretende utilizar en este proyecto se denomina guadua, endémica de América Latina, la misma que se usó en el techo de la T-4 del aeropuerto de Barajas, aunque se podría hacer con cualquier otra variedad de bambú.
La ventaja del bambú es que tiene un crecimiento continúo, a un ritmo de 24 centímetros diarios, con lo que el proceso de fijación de dióxido de carbono no se detiene.
Gallo ha explicado que su proyecto trata de reinventar la forma de usar el bambú y de revertir el esquema moderno de la construcción con materiales minerales hacia materiales vegetales.
El objetivo último es generar una gran demanda sobre la planta para estimular su siembra y aumentar la capacidad de absorción de CO2, además de resolver el problema del déficit de vivienda que afecta a gran parte del Planeta.
El objetivo último es generar una gran demanda sobre la planta para estimular su siembra y aumentar la capacidad de absorción de CO2, además de resolver el problema del déficit de vivienda que afecta a gran parte del Planeta.
Inicialmente, se pondrá en marcha en Colombia, de donde es originario el autor, para después exportarlo a todo los países de América Latina y, posteriormente, a Asia.
En una primera fase, se van a generar nuevas formas de utilizar las fibras de bambú, desarrollando paneles y elementos aglomerados que reemplacen al cemento y al ladrillo, con el apoyo tecnológico de la Fundación Altran.
En una primera fase, se van a generar nuevas formas de utilizar las fibras de bambú, desarrollando paneles y elementos aglomerados que reemplacen al cemento y al ladrillo, con el apoyo tecnológico de la Fundación Altran.
A finales de año ya se podría construir una casa-modelo para mostrarla públicamente.
En una segunda fase, se pretende crear una industria local sostenible a lo largo de todo el proceso de producción, que podría iniciarse en 2010.
En una segunda fase, se pretende crear una industria local sostenible a lo largo de todo el proceso de producción, que podría iniciarse en 2010.
El planteamiento no es poner en marcha una gran empresa, sino pequeñas industrias alrededor de la plantación, de tal forma que "la misma gente que se compromete a plantar el bambú es la que luego comprará las casas".
Además, el hecho de que la distancia entre el cultivo y la ubicación de las viviendas sea corta ofrece también beneficios medioambientales, ya que la construcción genera poca demanda de transporte y energía.
Para que el proyecto sea viable cada plantación no debería tener más de ocho hectáreas, suficientes para construir 80 viviendas.
Por su parte, el presidente ejecutivo de Altran España, José Ramón Magarzo, ha destacado que el objetivo de la Fundación es ayudar a los proyectos a pasar del laboratorio al mercado con la mayor garantía".
Planos
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